Para mantenerse presente en el vida cotidiana resulta útil estar profundamente arraigado en uno mismo porque, de lo contrario, la mente, que tiene una enorme inercia, te arrastra como la crecida de un río.
Mantenerte presente significa habitar tu cuerpo plenamente. Tener siempre parte de tu atención en el campo energético interno de tu cuerpo. Sentir el cuerpo por dentro, por así decirlo. La conciencia corporal te mantiene presente. Te ancla en el ahora.
El cuerpo que puedes ver y tocar no puede llevarte al Ser. Pero este cuerpo visible y tangible sólo es un caparazón externo o, más bien, una percepción limitada y distorsionada de una realidad más profunda. En tu estado natural de conexión con el Ser, esa realidad más profunda puede sentirse a cada momento como el cuerpo interno invisible, la presencia interna que te anima. Por tanto, "habitar el cuerpo" es sentirlo desde dentro, sentir la vida dentro del cuerpo y así llegar a saber que eres más allá de la forma externa.
Estarás desvinculado del Ser mientras tu mente consuma toda tu atención. Si te ocurre esto -y a la mayoría de la gente le sucede continuamente-, significa que no estás en tu cuerpo. La mente absorbe toda tu conciencia y la transforma en materia mental. No puedes dejar de pensar.
Para hacerte consciente del cuerpo, necesitas reorientar tu conciencia mental. Ésta es una de las tareas más esenciales del camino espiritual porque libera enormes cantidades de conciencia que habían quedado atrapadas en el pensamiento inútil y compulsivo. Una manera eficaz de hacerlo es retirar el foco de atención del pensamiento y dirigirlo hacia el cuerpo, donde, al principio, podremos sentir el Ser como un campo energético invisible que da vida a lo que percibimos como nuestro cuerpo físico.
Eckhart Tolle
(Practicando El Poder Del Ahora)
Reflejado en http://unbosqueinterior.blogspot.com/2012/05/la-mente-del-cuerpo.html
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