Para entender lo que sigue, el lector debe permitirse -ahora y en cada lectura posterior- alcanzar un estado mental adecuado. Se os pide -transitoriamente, por supuesto- que dejéis de lado todas vuestras opiniones filosóficas, religiosas y políticas, y que seáis casi como los niños, que no saben nada. Nada, eso es, excepto que realmente oís, veis, sentís y oléis. Suponed que no estáis yendo a ningún lado salvo aquí, y que nunca hubo, hay ni habrá otro tiempo salvo el presente. Simplemente sed conscientes de lo que en realidad es, sin atribuirle nombres y sin juzgarlo, puesto que estáis palpando la realidad misma y no las opiniones sobre ella. No tiene sentido tratar de suprimir los borbotones de palabras e ideas que transitan por la mayoría de los cerebros adultos, de modo que si no se detienen, dejadlas seguir como quieran y escuchadlas como si fuera el sonido de tráfico o el cloqueo de las gallinas.

Dejad que vuestros oídos oigan lo que quieren oír, dejad que vuestros ojos vean lo que quieran ver; dejad que vuestra mente piense lo que quiera pensar; dejad a vuestros pulmones respirar a su propio ritmo. No esperéis ningún resultado especial, puesto que en este estado desprovisto de palabras e ideas, ¿dónde puede existir pasado o futuro, y dónde alguna noción de propósito? Deteneos, mirad y escuchad... y permaneced aquí un momento antes de proseguir la lectura. Alan Watts (El camino del Tao)


10 mar 2010

EL FINAL DE LA ESPIRITUALIDAD

ABSOLUTA VACUIDAD


Después de meses y meses de cuestionamiento intensivo, de meditación de muchas otras prácticas de la llamada "autorrealización " (como las enseñadas por Ramana Maharshi, J. Krishnamurti y Nisargadatta Maharaj, por nombrar sólo unas pocas), creí haber visto, de una vez por todas, a través del "yo". Hubo experiencias espirituales extraordinarias, una sensación de paz muy profunda, largos períodos sin pensamiento, lágrimas y cosas de lo más ordinario (como sillas, mesas, árboles, gatos...).

Entonces llegué a creer -aunque no lo considerase una creencia, sino la realidad misma- que estaba iluminado y que los demás no lo estaban. ¿Pero lo cierto es que eso no era más que otra creencia!

Y también llegué a creer que, de algún modo, yo era especial.

Pero esa creencia no pudo sostenerse durante mucho tiempo. Ninguna creencia puede hacerlo.

Al cabo de un tiempo, vi a través de esa idea de iluminación personal exclusiva y llegué a creer que alguien se había iluminado, pero que las demás personas todavía no lo habían "advertido". Y entonces me convencí de que tenía la obligación de informar a los demás de ese secreto para acabar, de ese modo, con su sufrimiento.

Sin embargo, la mente tampoco se salió entonces con la suya, porque no tardé en darme cuenta de que nadie puede "iluminarse" nunca, y de que ésa no era más que otra creencia. ¿No consiste acaso la iluminación en ver a través de todas las creencias?

Y ésa era también otra creencia.

¡Entonces me di cuenta de que todo era un pensamiento, una creencia, mente! ¿Cómo podemos saber algo? ¿Y cómo podemos, si tal cosa no es posible, saber eso?

¿Cómo podía, si estaba iluminado, saberlo? ¿Cómo pueden, quienes afirman haber alcanzado la "liberación" o "ver a través de todas las creencias", saberlo? ¿En qué se basan para fundamentar tales afirmaciones? ¿No son la "iluminación y la "liberación" meras palabras, creencias y conceptos?

No había modo alguno de escapar de eso. Estaba atrapado en el círculo cerrado de las creencias. Poco importaba lo que creyera que alguien o nadie había "visto", "observado" o "comprendido" (porque lo cierto es que había conectado con el lenguaje de la no dualidad), porque eso seguía siendo pensamiento, separación, lenguaje y búsqueda. Estaba atrapado en un círculo vicioso y violento del que no había modo de escapar.

Y también hubo una gran frustración, un agotamiento y una desesperación profunda y oscura sobre la naturaleza ridícula y absurda de la búsqueda espiritual.

Y, en medio de toda esa desesperación, algo se reveló.


Durante esos días, la búsqueda murió. No sé cómo ni por qué, pero así fue.

¿Qué es entonces lo que queda?

La respiración.

los latidos del corazón.

las sensaciones corporales.

La ensalada de atún.

El crujido de las hojas de lechuga.

El difuso olor de atún.

El tenedor subiendo... Arriba, más arriba, todavía más arriba... ¡Crunch!

Sin nadie que lo poseyera y sin nadie que lo entendiera. Sólo esto.

Flotando en la nada y bañado en la vacuidad, pero total y absolutamente pleno. ¡Y más allá de todas esas palabras y más allá de cualquier pensamiento que alguien pudiese tener, está ese tenedor que innegablemente vuelve a subir... y que ya llega a la boda! ¡Y el masticar de los dientes! ¡Crunch!

Y este ¡Crunch! pone punto y final a toda espiritualidad.

Antes de la iluminación, ¡Crunch!, ¡ensalada de atún!

Después de la iluminación, ¡crunch! ¡ensalada de atún!

Pero, obviamente, no hay antes ni después, como tampoco hay iluminación. Ésas no son más que meras historias.

Jeff Foster (Más allá del despertar)

2 comentarios:

  1. Buenos dias, Guzmán

    Muchas gracias por tu valuosa aportación.

    Serás bienvenido a este blog, siempre que quieras.

    Un abrazo.

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  2. Un completo sitio no comercial exclusivamente para los artículos relacionados con Nisargadatta Maharaj. Libros, fotos, vídeos y otros.
    de la visita: Nisargadatta Maharaj

    Manu Namasivayam

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