Para entender lo que sigue, el lector debe permitirse -ahora y en cada lectura posterior- alcanzar un estado mental adecuado. Se os pide -transitoriamente, por supuesto- que dejéis de lado todas vuestras opiniones filosóficas, religiosas y políticas, y que seáis casi como los niños, que no saben nada. Nada, eso es, excepto que realmente oís, veis, sentís y oléis. Suponed que no estáis yendo a ningún lado salvo aquí, y que nunca hubo, hay ni habrá otro tiempo salvo el presente. Simplemente sed conscientes de lo que en realidad es, sin atribuirle nombres y sin juzgarlo, puesto que estáis palpando la realidad misma y no las opiniones sobre ella. No tiene sentido tratar de suprimir los borbotones de palabras e ideas que transitan por la mayoría de los cerebros adultos, de modo que si no se detienen, dejadlas seguir como quieran y escuchadlas como si fuera el sonido de tráfico o el cloqueo de las gallinas.

Dejad que vuestros oídos oigan lo que quieren oír, dejad que vuestros ojos vean lo que quieran ver; dejad que vuestra mente piense lo que quiera pensar; dejad a vuestros pulmones respirar a su propio ritmo. No esperéis ningún resultado especial, puesto que en este estado desprovisto de palabras e ideas, ¿dónde puede existir pasado o futuro, y dónde alguna noción de propósito? Deteneos, mirad y escuchad... y permaneced aquí un momento antes de proseguir la lectura. Alan Watts (El camino del Tao)


30 mar 2011

JAPÓN: MOVIMIENTOS EXTERNOS E INTERNOS


Catástrofes como éstas nos llevan a soltar apegos superfluos, a evaluar lo que es verdadero, lo que es válido, y descartar lo que no lo es. Se derrumban no solo estructuras externas que hay que reconstruir, sino las internas, con las que tal vez ya no podemos seguir viviendo.

Sentir tan cercanas este tipo de situaciones, e incluso haber vivido estas experiencias, nos lleva a compartir lo mejor de este aprendizaje. ¿Y qué es esto?: Es la acción más elevada, la que nos hace más humanos y que inspira a todos, es el saber que esto se puede hacer en forma solidaria, enfrentando lo devastador entre todos, como unidad.

La destrucción tocó a las puertas de Haití, de Chile y ahora de Japón, y con ello experimentamos también la grandeza y la valentía que emerge en estas situaciones y cómo todo se pone en movimiento para servir. No importa qué país ni qué cultura sea, somos humanos y estas circunstancias provocan una acción inmediata desde el corazón indestructible de cada uno, extendiendo las manos, alzando al otro en su necesidad, más allá de la propia pérdida. Muchas historias ejemplares florecen en estos tiempos, héroes inspirando al mundo, la grandeza palpita fuerte y siempre nos muestra que se puede más.

Aún así, el temor por la propia seguridad y la vida misma se han visto activados masivamente, no solo por los movimientos de la tierra y el mar, sino además por el invisible visitante radioactivo que amenaza silencioso con hacerse presente, sin saber hasta dónde llegará, y es en estas condiciones extremas donde cada persona tiene la posibilidad de elegir y ser más. El piso se nos mueve, no hay nada en el afuera donde aferrarse con seguridad, entonces vamos hacia adentro y encontramos un corazón que está amando, que está dando, en paz, en serenidad, más allá del caos.



Estamos encontrando este ancla interno que nos da seguridad, como un bastión, como una roca donde asentarse, y desde allí actuar, sabiendo que la vida misma está vibrando y amando en uno, y descubriendo que no hay nada más que ese amor. Es extremo, pero es. Solo podemos abrazar lo que es, en cada momento, en cada uno, y expandirlo.

Podemos permitir que la apreciación crezca, la apreciación de lo logrado más allá de las circunstancias, la apreciación de lo que sí tenemos y podemos compartir, la apreciación de lo simple, pues la vida es simple. ¡Los humanos la hacemos complicada! La apreciación de la naturaleza y su sabiduría, el ver cómo los animales fluyen con los cambios, cómo se dirigen a donde la naturaleza les indica ir, y confiar en ese saber natural que está en cada uno, que no es intelectual, que es la vibración misma del amor y la energía misma que no está separada de nada en la vida.

Es una situación que no podemos controlar con el intelecto, pues no sabemos, no estamos preparados y no estudiamos para eso. Pues entonces, a pararse en ese lugar interno de seguridad, que puede apreciar y cambiar, fluir y confiar.

Así descubriremos que, a pesar de las circunstancias, hay un millón de pequeñas cosas por las que podemos dar gracias, hasta que esta actitud se torna en un estado de nuestro ser. Y en ese tramado, como tejido colectivo, como telar compartido, el amor forma una manta sólida que nos abriga, nos cuida y se comparte en unidad.

Ustedes sienten, entonces ustedes saben. Yo les abrazo hoy y siempre en mi amor incondicional.


ISHA


28 mar 2011

EL SER QUE YA SOMOS


La mente está inquieta con la urgencia de conseguir algo de evolucionar. No es posible convertirse en ser o alcanzarlo, puesto que ya lo eres.
Permanece como Ser.



La pregunta "quién soy" es la más apremiante, la más poderosa para disipar la ignorancia y la hipnosis de la mente. Éstas últimas son las sales que se ponen bajo la nariz de la Yoidad que ha olvidado su verdadera naturaleza.
Redespierta el Ser a sí mismo.


Mooji
(Palabras Surgidas Del Silencio)


15 mar 2011

EVA ILLOUZ EN LA CONTRA DE LA VANGUARDIA


Eva Illouz, filosofa; decostructora de la autoayuda, la psicología y las nuevas religiones.





Durante siglos, el ideal del hombre culto era el equilibrio.
¿En qué sentido?
Lograr la ausencia de emociones intrusas en la paz del alma. Si las dominabas, alcanzabas la ataraxia.
Y si no, eras un esclavo de tus pasiones.
El cristianismo transforma ese ideal de la paz interior en el de “la paz de Dios”; y las pasiones, en pecados. Y va un punto más allá en cuanto a reprimir el sexo. Ahora ya no se trata de no practicarlo: eso es fácil...
¡Qué me va a contar!
El cristiano debe conseguir no desearlo. Y eso requiere un cambio profundo en su conciencia, que es lo más importante de su vida.
Entonces el dinero era un pecado más.
Hasta el protestantismo, que da una vuelta de tuerca materialista a ese ideal; ya no se trata de dominarse y contemplar a Dios en la pobreza; para ser bueno y feliz debes trabajar duro y ser honesto y así llegarás a rico, que equivale a ser santo. Y, con esa moral victoriana, Inglaterra conquista el mundo.

La cultura del esfuerzo que hoy revive.
Siempre vuelve en las refundaciones del capitalismo como la que ahora vivimos. Esa moral victoriana niega la buena suerte, porque, para un buen hombre, la buena suerte sólo es el fruto del trabajo duro de cada día.
Y habría que tener algún talento...
El talento supone haber tenido la fortuna de nacer con él, y la moral victoriana sólo reconoce lo ganado con esfuerzo y honestidad.
Siempre recompensados... En el cine.
Se trataba de que aceptaras el orden establecido, y, a cambio, te brindaban la ilusión de que había una escalera social para que cualquiera –con o sin talento o apellidos– que sudara lo suficiente llegara a ser rico.
¿Y usted no cree en ese esfuerzo?
Yo creo en la historia, que muestra la cantidad de casualidad y a menudo desvergüenza requeridas para amasar fortunas. Después, el mito lo forjan los ganadores, que suelen preferir que se les admire por sus méritos personales que por su suerte, porque, como ellos, puede tenerla cualquiera.
¿Por qué vuelve esa moral victoriana?
Porque el colapso financiero ha puesto en evidencia que quienes manejan el sistema hacen trampas y aun así al fin acaban ganando. Y eso hace sentirse idiotas a quienes no las hacen y van a trabajar cada día.
También hay quien disfruta su trabajo.
Para controlar y regenerar el sistema deben volver a convencernos de que si trabajamos duro, tendremos recompensa. Por eso ahora resucitan la cultura del esfuerzo para neutralizar la de casino y la del favor político, que acaban de demostrar que sí son efectivas.
¿Y dónde está la felicidad?
En el XIX estaba en la honradez y en la riqueza, hasta que el psicoanálisis y la psiquiatría, que hasta entonces sólo se habían preocupado de los enfermos mentales, crean una categoría genial: los neuróticos. Y en los 70 democratizan la enfermedad mental.
Ya puedes ir al psicólogo sin estar loco.
Neurótico es cualquiera que sufra un conflicto interno. Es una gigantesca operación de marketing sanitario: si te enamoras de una chica, pero no te conviene, tienes un conflicto y tal vez una neurosis; o si te peleas con tu padre o los vecinos o con tu perro..., tienes conflictos y eres un neurótico.
Y tal vez necesites medicación...
Antes que las píldoras, los psicólogos conciben otro provechoso invento: la autorrealización. Ya ni siquiera necesitas un conflicto para ir a terapia. Ahora, basta con que no te "sientas realizado" para cobrarte la visita.
O al menos para venderte su librito.
Cualquiera puede pagarse ese libro que le ayude a realizarse. Y entonces aparece toda una narrativa –en su mayoría, banal– para ayudarte a realizar “todo tu potencial”.
Género en auge.
Si trabajas mucho, eres workahólico y necesitas ayuda, pero si trabajas poco y no eres ambicioso, también necesitas ayuda, porque te falta autoestima... Debes ir a terapia.
Y se titulan por miles los psicólogos.
Nuestra vida se ve invadida por su palabrería: si te gusta el sexo y lo practicas sin cesar, eres sexoadicta y tienes miedo al compromiso; pero si, en cambio, te enamoras perdidamente de alguien y le eres fiel, eres dependiente e insegura de ti misma.
¡Qué estrés!
El gran cambio respecto a san Agustín o la moral victoriana es que hoy tu objetivo es inalcanzable: está siempre en movimiento.
Y la cartera, tras él...
Te convencen de que debes estar toda tu vida “trabajándote” y para ello necesitas guías, terapia, libros, consultas, pastillas...
¿Y si vas a tu bola y punto?
Somos humanos y requerimos de marcos de referencia e instituciones, pero, como están en crisis, sólo nos queda la psicología para buscar algo de coherencia. Así que ellos siguen ganando. Y ahora, con pastillas: se muere un familiar, te las dan para superar el luto; te abandona la pareja, igual. Llorar, que era lo más natural del mundo, hoy es un trauma que debe tratarse a pastillazos.
Se han medicalizado los sentimientos.
Y las carreras. Un profesional ahora debe lograr lo imposible: ser cordial con sus compañeros, pero competitivo; buen jefe, pero también buen amigo; ser simpático, pero no demasiado, porque sería débil... Ni muy enérgico, porque sería autoritario. Por eso también necesita coaching psicológico.
¿Y si te aceptas como desastre?
Siempre habrá gurús dispuestos a ayudarle: esté tranquilo.


Lluís Amillet
(La Contra de la Vanguardia)
14/03/2011


12 mar 2011

LA VERDADERA COMPRENSIÓN


La verdadera felicidad, la verdadera tranquilidad consiste no en un esfuerzo volitivo para lograr la felicidad sino solamente en comprender lo que es permanecer en el Ser, en el Yo, y permanecer en el Ser no es algo que pueda adquirirse sino algo que surge espontáneamente cuando la mente está libre de conceptos acerca de lo que está bien o lo que está mal, acerca de lo que es aceptable o inaceptable, acerca de todos esos pares de opuestos. El sabio nos dice que la iluminación o la permanencia en el Ser es nuestro estado natural. No necesita ser adquirido. Cualquier esfuerzo personal, volitivo, significa únicamente el fortalecimiento del ego, del "yo", que es en sí mismo el obstáculo que cubre y esconde nuestro estado original. Es más, ¡el sabio nos asegura que la verdadera comprensión de este hecho es todo lo que necesita el buscador! Cuando la comprensión es real y profunda no surge la pregunta: "He entendido lo que me está diciendo, su teoría, pero, ¿qué hago exactamente en mi vida cotidiana?". Esa pregunta no puede surgir. Si surge es porque la comprensión no ha sido verdadera o lo suficientemente profunda.

Específicamente, ¿qué es la verdadera comprensión? ¿Qué es lo que significa exactamente? Sería difícil dar una respuesta más sucinta que la aseveración del sabio chino Shen Hui: "Sólo evitando las intenciones puede la mente deshacerse de los objetos". En otras palabras, la verdadera comprensión sería entender que no existe una entidad individual separada que pueda tener intenciones y por lo tanto no existe nadie que pueda tener libre elección en sus decisiones o acciones. La verdadera comprensión es que la aparente entidad individual no vive, sino que es vivida como instrumento a través del cual funciona la Consciencia. Esta comprensión, o sea que la entidad individual no puede ser el sujeto de ningún objeto, debe significar, forzosamente, que ningún individuo puede ser el comprendedor de ningún conocimiento. Cuando no existe ningún individuo, lo que queda es la apercepción, la iluminación, la comprensión.

Photo by Guillem


La verdadera comprensión es la de que únicamente la noción del "yo", el ego, puede tener alguna intención o volición o voluntad. En efecto, son todos sinónimos. Existe la idea falsa de que la ausencia de intenciones o de voluntad o de motivación implica la inacción a nivel fenoménico. Lo que quiere decir es que, en ausencia de la intención, el accionar no se puede detener, el accionar debe ocurrir y ocurrirá, pero no será un accionar volitivo sino espontáneo, nacido del Noúmeno.

La verdadera comprensión también incluye la realización de que, en ausencia de un comprendedor individual, la comprensión no puede ser resultado o la consecuencia de un esfuerzo llevado a cabo por un hacedor, por demás inexistente. Sólo puede surgir espontáneamente como resultado de la tendencia natural de la Consciencia identificada a manifestarse como un impulso interior hacia la des-identificación.


Ramesh S. Balsekar
(Un Dueto De Uno)




8 mar 2011

PONTE SERIO


La espiritualidad es importante, pero vivimos en un mundo que se está desmoronando y tenemos que hacer algo al respecto si queremos tener tiempo para evolucionar más allá del ego. El despertar no es sólo para ti; es para toda la vida que hay en el planeta. Si no producimos una verdadera transformación en nuestra especie, pronto ya no tendremos especie, y es posible que nos llevemos con nosotros a todas las demás.

Todos tenemos una gran responsabilidad en lo que ocurre en la vida de este planeta, No desde el sueño del ego, que siente que está haciendo algo bueno por alguna causa, sino comprendiendo que somos uno con toda la vida. Al comprenderlo, hacemos lo que es mejor para todas las formas de vida de una manera natural.

Una oye a muchos maestros espirituales decir que no somos responsables, y es cierto que no hay nadie a quien hacer responsable, pero la Sabiduría tiene su propia acción. Cuando uno despierta conserva tanto la capacidad de ver a través del ojo de la Sabiduría como algunos restos de vida condicionada. Dejamos de estar perdidos en ese condicionamiento, pero éste sigue estando ahí en una gran parte de nuestra relación cotidiana con la vida. El simple hecho de utilizar las palabras que utilizamos ya es un condicionamiento.


Algunos maestros hablan de que nada existe, de que todo es un sueño; sin embargo, se preocupan por cuentas que hay que pagar, conducen un coche, hacen al menos tres comidas al día y disfrutan del sexo. Nada existe que sea como las ideas que tenemos en la mente. Ése es un proceso ilusorio en el que el ego tiene un dominio imaginario sobre lo que aparentemente somos. Sin embargo, aquello que percibimos sigue existiendo, incluso si lo vemos como una imagen holográfica ilusoria. No podemos simplemente ignorar lo que está ocurriendo en nuestro planeta. Una gran parte del despertar de la mente es ver la realidad tal cual es ahora. Meter la cabeza en un agujero espiritual o religioso y seguir ciegos a lo que está ocurriendo nos llevará a todos a la tumba.
La codicia de nuestro gobierno y de las grandes empresas está destruyendo el medio ambiente. Con una absoluta despreocupación por la vida futura, continúan contaminando y destruyendo todo lo que se interpone en su camino. Ambos son un ejemplo perfecto del proceso del ego. Funcionan desde un continuo estado de inseguridad. Ese estado de inseguridad les permite justificar cualquier cosa que deseen hacer. Lo que el ego quiere es el control y esto se aplica igualmente a gobiernos y corporaciones. Ciertamente, las religiones organizadas son otro gran negocio con los mismos problemas de control que tienen los gobiernos.
En la mayoría de los casos, al gobierno le resulta fácil controlar a la gente. Utiliza con nosotros los mismos viejos juegos del ego. Crea temor en las masas, promételes seguridad y dales la esperanza de que algún día serán tan ricas como los propios gobernantes, y las personas pasarán por cualquier aro que pongas delante de ellas. Utiliza el patriotismo, agita la bandera y la gente estará dispuesta a matar en nombre de su país. Las empresas utilizan este método tanto como los gobiernos. No hay un punto donde acaben éstos y empiecen los grandes negocios. Son lo mismo. Los negocios controlan al gobierno y éste controla a la gente. (...)


Esto debe acabar y eso sólo puede ocurrir cuando la gente despierte de verdad. No sólo ecológica y políticamente, sino también espiritualmente. No podemos luchar contra los gobiernos y mejorar las cosas. Hacerlo sería caer en los mismos juegos de guerra que ellos han utilizado con todos los demás. Tenemos que ver la verdad y compartir lo que vemos con todo aquel que quiera escuchar. Sin embargo, lo más importante que debemos ver es la ignorancia que existe en nosotros mismos y ser conscientes de que nosotros también intentamos controlarlo todo en nuestras vidas para sentirnos seguros. Los gobiernos son meramente una expresión mayor de lo que todos, como egos, llevamos en nuestro interior. Cuando despertemos, ya no podrán seguir mintiéndonos, ya no buscaremos seguridad fuera de nosotros mismos y actuaremos impulsados por el amor. Sólo entonces veremos cuál es nuestra verdadera relación con toda la Vida.

Éste es un asunto muy serio, más que cualquier otro. Significa la vida o la muerte para nosotros. Si piensas que estoy siendo excesivamente dramático, no tienes más que echar una mirada a lo que ha estado ocurriendo en el mundo en los últimos cien años y cómo se ha estado intensificando últimamente. Todos sabéis que lo que estoy diciendo es verdad y que no va a cambiar por sí solo. Cada uno de nosotros tiene que ver esto claramente y, a partir de esa visión, tendrá lugar la acción. Es posible que te sientas incapaz de realizar cualquier cambio en el mundo exterior, pero puedes hacer algo más importante en el interior de tu propio ser. Es ahí donde reside el núcleo del problema. Puedes realizar un cambio revolucionario en tu interior. No tú en cuanto ego, pero al ir más allá de tu propio sueño podrás ver claramente la pesadilla que el ego ha creado en el mundo. La solución está en manos de cada uno de nosotros. En este mismo momento.


Melvyn Wartella.
(Ego, Evolución E Iluminación)

7 mar 2011

UN JUEGO DE INTELIGENCIA


Os quiero recomendar esta película alemana del año 2007 que nos pone al descubierto la manipulación que recibimos por parte de los "medios", sobre todo la televisión.





Rainer es un exitoso productor de televisión que lo tiene todo. Ha llegado a la cima creando programas de televisión, cada cual más estúpido y vulgar. Un día, Pegah, una misteriosa joven colisiona intencionadamente con su coche a toda velocidad.
Tras estar al borde de la muerte, Rainer se replantea su vida y decide producir un noticiario para el prime-time de su cadena que haga pensar al espectador. Hundido por la poca audiencia del programa, Rainer deja su trabajo y se embarca en una investigación sobre los sistemas de medición de audiencias que mantienen en los primer puesto a estos programas que insultan la inteligencia, aliándose para ello con la bella Pegah y un grupo de parados e inadaptados.





6 mar 2011

SINTOMAS DE LA PAZ INTERIOR


- Una tendencia a pensar y a actuar deliberadamente, en vez de reaccionar a miedos causados por experiencias pasadas.

- Una habilidad inconfundible para disfrutar cada momento.

- Perder el interés en juzgar a otros.

- Perder el interés en juzgarse a sí mismo.

- Perder el interés en el conflicto.

- Perder el interés por interpretar las acciones de otros.

- Perder la capacidad de preocuparse.

- Frecuentes y desbordantes ataques de agradecimiento.

- Sentimientos felices de conexión con los otros y con la Naturaleza.

- Ataques frecuentes de sonreir desde el Corazón.

- Sensibilidad creciente a la bondad que se nos ofrece y una urgencia incontrolable por responder a ella.

- Una tendencia creciente a dejar que las cosas fluyan, en vez de resistirse y manipular.

- Ser quien realmente eres sabiendo tu verdadera y santa identidad.