Para entender lo que sigue, el lector debe permitirse -ahora y en cada lectura posterior- alcanzar un estado mental adecuado. Se os pide -transitoriamente, por supuesto- que dejéis de lado todas vuestras opiniones filosóficas, religiosas y políticas, y que seáis casi como los niños, que no saben nada. Nada, eso es, excepto que realmente oís, veis, sentís y oléis. Suponed que no estáis yendo a ningún lado salvo aquí, y que nunca hubo, hay ni habrá otro tiempo salvo el presente. Simplemente sed conscientes de lo que en realidad es, sin atribuirle nombres y sin juzgarlo, puesto que estáis palpando la realidad misma y no las opiniones sobre ella. No tiene sentido tratar de suprimir los borbotones de palabras e ideas que transitan por la mayoría de los cerebros adultos, de modo que si no se detienen, dejadlas seguir como quieran y escuchadlas como si fuera el sonido de tráfico o el cloqueo de las gallinas.

Dejad que vuestros oídos oigan lo que quieren oír, dejad que vuestros ojos vean lo que quieran ver; dejad que vuestra mente piense lo que quiera pensar; dejad a vuestros pulmones respirar a su propio ritmo. No esperéis ningún resultado especial, puesto que en este estado desprovisto de palabras e ideas, ¿dónde puede existir pasado o futuro, y dónde alguna noción de propósito? Deteneos, mirad y escuchad... y permaneced aquí un momento antes de proseguir la lectura. Alan Watts (El camino del Tao)


12 oct 2013

EL ARTE DE LA MEDITACIÓN


Simplemente siéntate sin hacer nada.
Al principio será muy difícil, la cosa MÁS difícil del mundo al empezar. Al final, la más sencilla.
Es tan fácil que por eso es tan difícil.


Si le dices a alguien que simplemente se siente y no haga nada, se pondrá nervioso; empezará a sentir hormigas subiéndole por las piernas o que le está pasando algo en el cuerpo.
Se inquieta mucho, porque siempre se ha mantenido ocupado. Es como un coche con el contacto encendido y el motor sonando, a pesar de que no va a ir a ninguna parte. El motor ruge y se calienta más y más.
Se te ha olvidado cómo desconectar la ignición.
En eso consiste la meditación: el arte de quitar el encendido.


Osho
(Meditación)