ESTADO NOUMÉNICO
Janaka describe la transformación gradual que ha ocurrido en el transcurso de la aniquilación de lo que había sido condicionado a creer que era su identidad. Ha desaparecido la identificación con el objeto fenoménico, el aparato psicosomático que, vacío de cualquier sustancia o autonomía, jamás fue una entidad sino sólo una mera aparición en la Consciencia. En efecto, Janaka ha comprendido que todo el duro trabajo que efectúan los "buscadores" al seguir las técnicas y los métodos prescritos no sirven para nada, porque siguen aferrándose a la ilusión de que ellos son entidades con independencia para trabajar y alcanzar algo. Janaka ha comprendido claramente que lo que sea que el buscador intente hacer se verá frustrado mientras considere que "él" mismo lo está "haciendo" como entidad independiente y autónoma, no importa cuán "sagrada" y desinteresada sea la acción o la falta de acción. Esto es así porque, aunque el buscador haya reconocido la naturaleza ilusoria del universo y de todo lo que hay en él, aún no ha comprendido que, como parte intrínseca del universo fenoménico, ¡él mismo también es una ilusión!. El hacedor individual es una ilusión, por lo que el "hacer" necesariamente también está dentro del transcurso temporal y es igualmente ilusorio.
En otras palabras, Janaka le dice a su gurú que él, habiendo apercibido la naturaleza ilusoria de lo que aparenta ser en la manifestación fenoménica, permanece en su estado natural. Esto, por supuesto, es el estado nouménico del cual ha surgido toda la manifestación como una aparición soñada dentro de la Consciencia. Janaka pone muy claro que ha tenido la percepción intuitiva directa de la Verdad, de que él es el infinito inconcebible. El objeto fenoménico cuerpo-mente con el que se había identificado por ignorancia es meramente una aparición en la Consciencia, una sombra insustancial.
Para comenzar, Janaka indica que ha comprendido que el cuerpo (el sistema respiratorio, el digestivo, el nervioso y los demás) funciona casi completamente por su cuenta, sin necesidad de dirigirlo conscientemente par que lo haga. También se ha dado cuenta de que la corriente de los pensamientos fluye por sí misma si una no se involucra. Por lo tanto, no es absolutamente necesario involucrarse personalmente en nada.
Este diálogo entre Ashtavakra como gurú y Janaka como excelente discípulo no es un debate entre dos individuos sino una especie de unión entre Consciencia y Consciencia, una especie de compartir del estado de plenitud.
Sin apego al sonido (a la palabra), dice Janaka, él ha comprendido que las palabras, con sus significados e implicaciones, son todas movimientos dentro de la Consciencia, modificaciones mentales que no tienen repercusiones en el Ser, el Yo. Por lo tanto, él ha trascendido las reacciones mentales que son usuales hacia las palabras. Las palabras son simplemente sonidos y cuando se ven bajo esta luz no hay necesidad de reaccionar a nada de lo que sea dicho. Y cuando esto es comprendido, no hay necesidad de huir de la sociedad hacia un bosque y convertirse en eremita. En realidad tomar ese curso, el escaparse de la sociedad, es un enfoque negativo con consecuencias totalmente opuestas a las esperadas. Los peligros que supuesta mente tiene que confrontar un buscador viviendo en la sociedad representan, en realidad, un reto a su comprensión. Hasta que no haya dentro del buscador la convicción de que todos los objetos fenoménicos son simples apariencias insustanciales, no puede haber una verdadera comprensión como tal. Y cuando el buscador comienza a ver todos los objetos como objetos, sin asumir así la subjetividad del Noúmeno, deja de haber el conflicto sujeto-objeto. Esta relación no-objetiva es la verdadera percepción que lleva al despertar.
Janaka prodece entonces al asunto de la meditación. Manifiesta que no encuentra la necesidad de ninguna acción, incluyendo la meditación, ya que eso presupondría la adquisición de algo, aunque ese algo sea el objetivo sagrado de alcanzar la liberación. Janaka hace la atrevida afirmación de que él encuentra que todos esos métodos y esfuerzos son distracciones y que él en su lugar sencillamente permanece en su estado natural. Cuando él permanece en eses estado natural todos los opuestos interdependientes se niegan entre sí y desaparecen completamente, con lo que ya no queda nada que se pueda aceptar o rechazar. Incluso pensar en lo impensable es completamente fútil. Todo lo que es necesario, dice Janaka, es permanecer en la auténtica naturaleza propia.
Ramesh S. Balsekar (Un Dueto de Uno)
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