Para entender lo que sigue, el lector debe permitirse -ahora y en cada lectura posterior- alcanzar un estado mental adecuado. Se os pide -transitoriamente, por supuesto- que dejéis de lado todas vuestras opiniones filosóficas, religiosas y políticas, y que seáis casi como los niños, que no saben nada. Nada, eso es, excepto que realmente oís, veis, sentís y oléis. Suponed que no estáis yendo a ningún lado salvo aquí, y que nunca hubo, hay ni habrá otro tiempo salvo el presente. Simplemente sed conscientes de lo que en realidad es, sin atribuirle nombres y sin juzgarlo, puesto que estáis palpando la realidad misma y no las opiniones sobre ella. No tiene sentido tratar de suprimir los borbotones de palabras e ideas que transitan por la mayoría de los cerebros adultos, de modo que si no se detienen, dejadlas seguir como quieran y escuchadlas como si fuera el sonido de tráfico o el cloqueo de las gallinas.

Dejad que vuestros oídos oigan lo que quieren oír, dejad que vuestros ojos vean lo que quieran ver; dejad que vuestra mente piense lo que quiera pensar; dejad a vuestros pulmones respirar a su propio ritmo. No esperéis ningún resultado especial, puesto que en este estado desprovisto de palabras e ideas, ¿dónde puede existir pasado o futuro, y dónde alguna noción de propósito? Deteneos, mirad y escuchad... y permaneced aquí un momento antes de proseguir la lectura. Alan Watts (El camino del Tao)


14 nov 2010

ILUMINACIÓN ESPONTÁNEA


-Asocias la iluminación con la espontaneidad, con vivir intensamente nuestra humanidad, con la caída de nuestras máscaras e incluso con la vulnerabilidad. ¿Puedes explicar esta iluminación tan humana diría yo, tan alejada de esoterismos?

-Los seres humanos creen que la divinidad es algo que está separado de la humanidad, y no lo está. Para poder ser divin@, tengo que abrazar mi humanidad y lo únic@ que soy. Todo lo que soy es justamente esa verdad absoluta de ese amor absoluto en cada momento. Pero estoy teniendo una experiencia humana, y los seres humanos tienen emociones. Cuando nos estamos amando a nosotros mismos incondicionalmente, elevamos la frecuencia de vibración hasta tal punto que experimentamos la unidad con todo y podemos ver la perfección. Es una experiencia progresiva de expansión que culmina en un instante en que la ilusión cae, y eso es iluminación.
Yo estaba desesperada; quería ser libre y escuchaba a todos y estaba muy abierta, pero lo más importante era que escuchaba internamente desde un lugar de vulnerabilidad. Escuché mi voz y tomé unos pasos. Esos pasos son los mismos que han seguido todos los iluminados: Jesús, Buda, Osho... Son los mismos pasos en realidad, solo que en cada caso tienen una expresión diferente. El resultado, la experiencia, es la misma: saber el amor en todo.





-Dices que Jesús o Buda hicieron lo mismo, ¿Qué es "lo mismo" que hicieron todos ellos?

-Cuando leo a quien sea que está iluminado, todos atravesaron los mismos pasos: soltar sus apegos, sus adicciones, entrar en lo desconocido y transformar su despertar en lo más importante. Hay que conocerse a sí mismo. Tengo que abrazar mi divinidad para poder unificarme con esa Consciencia permanentemente.
En realidad, leí a los Maestros después de haber tenido la experiencia, y pude entenderles. Pero si uno trata de percibir al Maestro a través de la ventana de percepción sucia que tiene, a través de la dualidad, no puede. Para poder entender al Maestro tienes que serlo, tienes que tener tu experiencia y la experiencia en sí es muy inocente; este es el gran chiste cósmico. Cuando despiertas, te das cuente de que es el amor y que tú eres inmortalmente y eternamente eso. Y que en realidad nada importa, porque es un juego; pero antes todo importaba mucho, todo era muy serio.
Ojo que iluminarse no quiere decir que no vayamos a seguir evolucionando. Porque sí que evolucionamos, y empujamos todos para evolucionar más, porque el juego va de eso.


Isha
(Entrevista de Francesc Prims)
(ATHANOR, nº 84)


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