Esta pregunta acerca de la volición individual y el esfuerzo personal es extremadamente sutil y difícil de comprender. Y, sin embargo, es absolutamente necesario no sólo comprenderla intelectualmente, sino absorberla dentro de lo más profundo de nuestro ser. La dificultad surge porque la mayoría de los Maestros parecen haber enseñado la predestinación en teoría, ¡pero el libre albedrío en la práctica! Jesucristo afirmó que sin la voluntad de Dios ni siguiera un gorrión puede caer, y que los mismos pelos en nuestra cabeza están contados. Y el Corán afirma muy definitivamente que todo el conocimiento y el poder están con Dios, y que Él lleva por el buen camino a quien Él desea y que lleva por el mal camino a quien Él desea. Y, sin embargo, tanto Cristo como el Corán exhortan a los hombres a dar lo mejor de sí, y ambos condenan el pecado. La aparente contradicción se resolvería fácilmente si uno guardara en mente el concepto de la evolución espiritual mencionado anteriormente. La absoluta irrealidad del ser humano individual -y de su así llamado esfuerzo- la comprenderá rápidamente aquel que está al borde mismo de la iluminación, mientras que alguien que se encuentra mucho más abajo en la escala aceptará con más facilidad el concepto de esfuerzo, determinación y concentración... El tipo de ser humano que confía en su esfuerzo personal en cierta fase puede, en una fase posterior, llegar a darse cuenta de que cualquier esfuerzo que se haga es verdaderamente el esfuerzo de la totalidad del funcionamiento de lo manifestado y no es esfuerzo de un hacedor individual ilusorio.
Mientras una persona considere el esfuerzo como su esfuerzo personal con el propósito de lograr algo, estará rechazando la "todopoderosidad" del Todopoderoso. Mientras que una persona desee algo del Todopoderoso, estará rechazando el "Hágase Tu voluntad". El verdadero amor a Dios significa el entregarse a Él sin desear nada, ni siquiera la salvación. (FT 216-217)
Ramesh S. Balsekar
(¡A Quién Le Importa!)
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