Para entender lo que sigue, el lector debe permitirse -ahora y en cada lectura posterior- alcanzar un estado mental adecuado. Se os pide -transitoriamente, por supuesto- que dejéis de lado todas vuestras opiniones filosóficas, religiosas y políticas, y que seáis casi como los niños, que no saben nada. Nada, eso es, excepto que realmente oís, veis, sentís y oléis. Suponed que no estáis yendo a ningún lado salvo aquí, y que nunca hubo, hay ni habrá otro tiempo salvo el presente. Simplemente sed conscientes de lo que en realidad es, sin atribuirle nombres y sin juzgarlo, puesto que estáis palpando la realidad misma y no las opiniones sobre ella. No tiene sentido tratar de suprimir los borbotones de palabras e ideas que transitan por la mayoría de los cerebros adultos, de modo que si no se detienen, dejadlas seguir como quieran y escuchadlas como si fuera el sonido de tráfico o el cloqueo de las gallinas.

Dejad que vuestros oídos oigan lo que quieren oír, dejad que vuestros ojos vean lo que quieran ver; dejad que vuestra mente piense lo que quiera pensar; dejad a vuestros pulmones respirar a su propio ritmo. No esperéis ningún resultado especial, puesto que en este estado desprovisto de palabras e ideas, ¿dónde puede existir pasado o futuro, y dónde alguna noción de propósito? Deteneos, mirad y escuchad... y permaneced aquí un momento antes de proseguir la lectura. Alan Watts (El camino del Tao)


7 may 2012

NI SENTIDOS NI PROPÓSITOS


Así pues, ¿Qué queda por decir? Muy poco. La comunidad buscadora está embobada con los instructores y las enseñanzas y la búsqueda y el despertar, pero desde aquí es muy obvio que no hay nada que buscar y nada que enseñar. La gran función continúa, y aunque este cuerpo/mente es totalmente parte de la función también él, ahora todo se ve desde una perspectiva muy distinta: está claro que no son los cuerpos/mente los que ven.

No hay ningún "sentido" ni ningún "propósito". Los personajes soñados, meros personajes de película en esta telenovela que es la vida, pasan sus vidas angustiados intentando descubrir su propósito. ¡Se toman tan en serio a sí mismos! Desde aquí se atestigua y se sabe que todo sufrimiento, toda angustia, todo anhelo, pérdida, dolor, confusión, daño, todo intentar con todas las malditas fuerzas, forma todo ello parte de la sustancia del sueño, es todo ello creación nuestra en nuestros intentos de salir de donde no estamos.


Autosuperación personal, práctica espiritual, búsqueda, intentos de recorrer la senda, de seguir la vía; todo ello son intentos de extraernos del agujero que creamos precisamente con nuestros intentos. Es como estar en arenas movedizas; luchamos instintivamente y creemos que eso sirve de ayuda, cuando en realidad es esa lucha, en sí misma, lo que constituye el problema. La lucha, la búsqueda, no es más que el sentido de yo individual intentando perpetuar su historia. No hay nada que buscar. La ilusión es la apariencia de separación; no hay nada que está separado, nada. Solo hay Uno, no-dos, y Eso Es. Y todo lo demás, no es. Y Ese "no-dos" que es Lo Que Es, es lo que es "Yo", aquí. Todo cuanto Es, es no-algo, es Esto-Mismo-idad, es Esta Yo-idad, es lo que "Yo" es, que es Todo Lo Que Es.


David Carse
(Perfecta Brillante Quietud)

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