LA NATURALEZA DE LA CONSCIENCIA Y DE LA MANIFESTACIÓN
Cuando Maharaj nos pide que consideremos a la consciencia como el Dios más elevado y que le recemos pidiéndole orientación, da por supuesto, naturalmente, que seguimos identificándonos con nuestros cuerpos y considerándonos a nosotros mismos como entidades separadas con libertad de acción independiente. Pero el universo manifestado no puede entregar su secreto sobre esta base de la individualidad y de la libertad de acción. Por eso, dice Maharaj, rezad con sinceridad y con fervor a la consciencia, fuente de toda sensibilidad, para que se vayan soltando poco a poco estas ataduras de la entificación, permitiendo a la psique purificada recibir de la consciencia, del sadgurú, el secreto de su naturaleza verdadera.
El apego del ser humano al cuerpo como entidad separada se debe por completo al condicionamiento que recibe de sus padres, de sus mayores y de otros, desde los primeros instantes de su entendimiento, en el sentido de que él es el cuerpo concreto con un nombre concreto. Al cabo de muy poco, queda convencido sin ninguna duda de que él es el cuerpo que está dotado de la fuerza vital del aliento, inspirando y espirando continuamente, y de una consciencia o sensibilidad que aparece y desaparece según se alternan los estados de vigilia y reposo. En realidad, lo único que ha sucedido es que el noúmeno se ha objetivado en millones de formas (entre ellas la forma humana) como fenómenos que constituyen la manifestación total y su funcionamiento, y estos objetos fenoménicos se crean y se destruyen constantemente en el proceso de la manifestación, y ninguno tiene libertad alguna de acción. De hecho, por tanto, no se trata de que los diversos seres humanos posean cada uno una consciencia, sino que es la Consciencia la que posee los millones de formas a través de las cuales se puede objetivar el noúmeno. Si hay una comprensión clara y una convicción profunda del proceso de la aparición y desaparición continua de la manifestación, como ocurre en el caso del jñáni, entonces la consciencia se ve bajo una luz completamente distinta. ENTONCES, la consciencia en acción, es decir, los fenómenos, se ven como los instrumentos perecederos por medio de los cuales tiene lugar la manifestación; aunque, naturalmente, la manifestación no es distinta del noúmeno, sino que sólo el aspecto objetivo del noúmeno, el único sujeto.
Esto no lleva a la cuestión de por qué dice Maharaj que la consciencia está "limitada en el tiempo". La respuesta es que la Consciencia necesita una forma física para manifestarse, y la consciencia manifestada en esa forma sólo puede perdurar mientras perdure la forma física. La forma física está compuesta, sustentada y nutrida por los alimentos, que no son más que la esencia de los cinco elementos(la combinación de los fluidos vitales de los padres que provoca la concepción en el vientre femenino es, de suyo, la esencia de los alimentos consumidos por los padres). Cuando "muere" la forma física, el aliento sale del cuerpo y se disuelve en la conciencia inmanifestada. La consciencia dentro del cuerpo se halla, pues, limitada en su manifestación, en cada caso por el plazo de vida que se ha asignado a cada forma física y por tanto, está limitada en el tiempo.
Todo lo anterior se puede recapitular de la manera siguiente:
a) El ser humano individual considera la consciencia (con minúscula, adviértase) como parte de la dotación interior de su cuerpo que posee desde que nació. Por eso, en esta etapa Maharaj le dice que su existencia misma depende de su consciencia dentro del cuerpo. Su hubiera nacido sin esta consciencia, "él" habría sido arrojado y destruido como un troza de basura. Por eso, dice Maharaj, comprended que esta consciencia es el único "recurso" que puede servirle para comprender su naturaleza verdadera.
b) A continuación, Maharaj lo saca de la complacencia con que considera que la consciencia es su propiedad personal, diciéndole que él no es un individuo propietario de la consciencia, sino que, por el contrario, la Consciencia (con mayúscula, adviértase) es el aspecto objetivo manifestado de lo Absoluto inmanifestado, y es en ella donde aparece todo el universo, incluyendo los millones de seres humanos; y que, por tanto, él no es más que una parte minúscula de la manifestación total, y todo el espectáculo no es más que una ilusión.
c) Si se ha comprendido claramente esta situación también se percibirá que, mientras exista el cuerpo, nosotros no somos el cuerpo perecedero, el aparato psicosomático que sirve para que tenga lugar la manifestación, sino que somos la consciencia animadora que da sensibilidad al aparato físico. Sin embargo, cuando "muere" el cuerpo y la consciencia manifestada lo abandona y se funde con la consciencia inmanifestada, nosotros somo la Consciencia en reposo, la Conciencia Absoluta.
Ramesh S. Balsekar
(El Buscador Es Lo Buscado)
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