27 jul 2009
26 jul 2009
22 jul 2009
ENTREVISTA EN EL PERIÓDICO DE CATALUÑA.
Darío Lostado: «Si mañana llega la muerte, la recibiré con alegría»
Este teólogo y psicólogo afirma que no somos nuestro cuerpo ni nuestros pensamientos, sino energía, inteligencia y amor.
- Darío Lostado. Foto: ANNA MAS
--¿Qué somos?
--Inteligencia y amor puros. Yo he logrado pasar del yo personal al yo profundo, al ser que somos en esencia.
--¿Cómo ha llegado a él?
--Con el silencio. Meditando. Silenciando la mente. Al silenciar la mente, te quedas frente a ti mismo. Frente a ese ser que no tiene forma, ni espacio ni tiempo. Es el único ser real.
--¿Y la realidad que nos rodea?
--¡No existe físicamente ni según los físicos! Con nosotros pasa lo mismo: lo real de nosotros es lo que no se ve.
-¿Y el ser que creemos que somos?
--Tan solo es una idea que tenemos. Y las ideas se evaporan. La única realidad tuya no tiene nada que ver con lo material. Es algo extratemporal, extraespacial y extramaterial.
--Por tanto, no teme a la muerte.
--No la temo. No quiero morir, pero si mañana llega la muerte, la recibiré con alegría. De verdad. En contra de lo que sentía cuando tenía fe religiosa. El infierno me atemorizaba.
--Que ahora no existe.
--No hay nada fuera del ser absoluto. Y el ser absoluto es gozo.
--¿Es usted feliz?
--Totalmente, excepto en cuanto pierdo la conciencia de mí, de lo que realmente soy. Somos tontos o estúpidos al perder la conciencia.
--¿Cuándo cambió su vida?
--A los 48 años. Conocí a Antoni Blay Fontcuberta, mi maestro y amigo. Me dio la vuelta. Me dijo: «¿No te das cuenta de que tú enseñas a dominar la mente, pero lo que importa es dominar al dueño de la mente?»
--¿Y qué hizo?
--Le di vueltas, dejé de ganar mucho dinero, porque tenía muchos alumnos. Me dije: ‘Date los cursos a ti’.
--¿Qué es la alegría de ser uno?
--El gozo de sentir que tú eres mucho más de ese ser que crees ser. Yo no soy lo que creo ser, sino mucho más.
--Pero vivimos con tristeza y preocupación.
--Por ignorancia. Se trata de pasar del yo mental al yo profundo.
-¿Qué es el verdadero yo profundo?
--No se puede expresar en palabras. Solo lo podemos sentir. Sentir ese yo es lo que te da la felicidad. Solo puedo expresar lo que no soy: no soy ni mi cuerpo, ni mis pensamientos, ni mis emociones.
--¿Qué soy?
--Lo que queda. Lo que hace que tú vivas. Se llega ahí por libros que has leído y, sobre todo, meditando.
--Dice usted: «Sé tú mismo. No seas un conjunto de espejos que reflejan lo que los demás quieren de ti».
--Nos movemos demasiado por el juicio de los demás. Estamos hipnotizados por el condicionamiento social. No pensamos por nosotros mismos, sino por lo que la sociedad nos ha metido en la cabeza.
--¿Y usted?
--A mí me trataron de hereje, de apóstata, y de todo. Porque me di cuenta de que casi todo lo que me habían enseñado sobre Dios era falso. Porque Dios es el innombrable, de él no se puede decir nada; está fuera de nuestros parámetros, más allá del espacio y del tiempo. A Dios solo lo podemos sentir.
--¿Y cómo reaccionaba usted ante las críticas?
--No rebajándome al nivel del que las hacía. Las críticas solo son pensamientos de los demás. Yo no puedo estar pendiente de un pensamiento que tenga otro. Ni me defiendo.
--¿Somos libres?
--Tenemos libre albedrío, pero no somos libres.
--¿Por qué?
--Por los condicionamientos físicos, morales y religiosos. Y por nuestros hábitos y miedos. ¿De quién son los miedos? Del ego. Yo tenía miedo cuando vivía desde mi ego.
--¿Y el miedo a no tener dinero?
--Si no tengo el dinero, yo sé que me vendrá. Porque tengo fe verdadera en que hay unas fuerzas del universo que me darán lo que yo necesite. Llamémosle fe en la providencia.
--¿Le ha funcionado en la vida?
--Totalmente. Si le contara, quedaría usted patidifuso. Cuando yo me di cuenta de que cuando la gente ama al dinero se apega a él, y eso supone una esclavitud tremenda, me dije: ‘Se acabó. No quiero ganar más dinero’. Y pedí a la vida, al ser infinito: ‘No quiero tener más dinero, pero quiero que no me falte lo necesario para vivir dignamente’. Se me fueron todos mis ahorros, y me vino todo lo necesario para vivir. Y eso que mis conferencias son gratuitas.
--La ley de la atracción.
--No está mal. Es demasiado americana, pero tiene un fondo de verdad.
--¿Pide y se te dará?
--Ese fue un consejo que dio el maestro hace 2.000 años para los poco desarrollados. Dijo: «¿Por qué os preocupáis, si vuestro padre os dará lo que necesitáis? Confiad».
19 jul 2009
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11 jul 2009

10 jul 2009

UNA VISIÓN POÉTICA
Un águila volará estos días, allá muy alto, cada vez más alto en el infinito cielo, un águila sola, con la mirada más atenta que existe, observando todo, al mismo tiempo, con las alas abiertas, en una inmovilidad absoluta, con el viento sonando como un silbido agudo entre cada una de sus plumas, un águila, con su presencia celeste, su placidez abarca el paisaje entero, es una mirada cierta, una meditación intensa que se apodera de nosotros en estos días altos, serán altos estos días, podremos llenarnos de aires nuevos, despegarnos un rato de la mediática forma de las cosas, para verlas de lejos, elevarnos lo que haga falta de los que a veces nos opaca y nos nubla la vida, es que de allá, desde lo alto parece más pequeño todo lo que desde aquí es tan grande. El águila se apodera de nuestras conciencia por estos trece días para vernos presentes de una realidad más amplia, de una realidad más grande que lo que parece todo, se trata de que seamos capaces de dejarnos un poco desapegar de lo que aferra, alejarnos un poco de creer que lo que vemos es todo. La altura de ese vuelo silencioso podrá dejar atrás lo que se ha ido, podrá poner las cosas en su justa medida, podrá hacer que el mínimo espacio en que se posa un paso, sea sólo eso en el medio de una infinidad inimaginable en su dimensión y en su esencia.
Mientras más alto se vuela más amplia es la perspectiva, mientras más amplia es la perspectiva, más comprensión, más compasión por la vida, mientras más alto se vuela, más se ve de la vida, ya no es tan sólo este evento, este difícil momento, ya no es más este adiós todo lo que queda, ni lo es este duelo, este dolor o este encierro, ya no es más esta casa todo lo que es posible en la vida, ni lo es una sola mirada, la lectura precisa, desde acá arriba es mucho más amplia la vida que le monótona semana, que la rutina diaria, es mucho más grande que la calle en que habitualmente caminas, hay mucha más gente que la persona precisa que te roba la calma, es mucho más grande la vida que el pedazo de la ciudad en que te mueves y es mucho más todavía que el país, que el continente, que la tierra, el planeta, el cosmos, que el universo entero, es tan grande e infinito que “la Casa Central de la Galaxia está en ti y en todas partes al mismo tiempo”, y si así de grande ves todo, entonces podremos hacer el esfuerzo por algo más general que un poquito de algo, podremos reconocernos inmensos y eternos, porque de reconocer el total se hace más bella la vida, saber que lo ves, que eres parte de él, que de todo lo inmenso eres tú testigo, eres tú una conciencia y que de todas partes conciencias se abren, se unen como si fuera un primavera de flores blancas, abriéndose todas en un mismo instante, haciendo este vuelo gigante para sentirse parte de una gran conciencia.
De alguna manera parece que a veces se nos achica la conciencia, parece que algo se adueña del todo, que todo es ese algo, parece que la vida llega hasta donde te dejan verla, parece que el alma rebota en las paredes internas del cuerpo, parece que no hay más nada que lo que tienes al frente, que sin eso que tienes, la vida se acaba, parece que a veces es este terreno, es este pañuelo, este celo, este sueño lo único cierto, parece que apenas si cabes tú mismo y tú misma en tan poquito espacio y está todo el cielo, parece que a veces la vista se arrastra, se encorva la espalda y no quedan más ojos que los que se guardan entre los pasos pequeños, y arriba está el cielo y más arriba el espacio, el cosmos eterno, la inmensidad total que deja a la tierra como un punto pequeño, tan pequeño, si pudiéramos verla, tal vez desde hoy podamos, abramos las alas de águila sideral y volemos afuera de la atmósfera, más allá todavía de la órbita de la vía láctea, para ver a distancia, a tanta distancia que emerja la certeza de nuestra eternidad, que emerja una conciencia así de amplia, así de liberada, así de comprensiva, así de amorosa, que todo lo alcanza, que no tiene amarras que tiran hacia abajo, o hacia los lados, que puedas volar hasta donde tú quieras, que puedas despegar, que puedas. El poder de la visión del águila es así de alto, no se puede quedar acorralado, no se puede mantener aferrado, no se puede limitar con muros no importa de qué material estén hechos, es tiempo este del cambio total del año de la Tormenta Eléctrica, que está en su luna cósmica y final, para que la transformació n que cada uno haya hecho no sea un engaño, es necesario volar, mirar desde lo más alto, observar con la cabeza invisible, desde una mente total, desde un punto inmortal, desde la esencia del yo más sagrado, para no confundirse con reglas, ni parches ni sombras de verdad, para no detenerse en llegadas que tan solo frenan un viaje que nunca se acaba. A veces, hermanos, hay cosas que parecen todo, pero solo basta alejarse un poco para ver la verdad de sus dimensiones, a veces, hermanos, parece que la conciencia llega a algún punto que afirma, pero es mucho más que eso la conciencia, lo que hoy se nos pide en una conciencia cósmica, así de grande, así de eterna y no podía uno hacerla toda, sólo podemos todos hacerla una. De eso se tratarán estos días, abre las alas y vuela, verás que pequeña tu tierra y que grande es el alma.
Vicento Solar Blanco
8 jul 2009

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