Para entender lo que sigue, el lector debe permitirse -ahora y en cada lectura posterior- alcanzar un estado mental adecuado. Se os pide -transitoriamente, por supuesto- que dejéis de lado todas vuestras opiniones filosóficas, religiosas y políticas, y que seáis casi como los niños, que no saben nada. Nada, eso es, excepto que realmente oís, veis, sentís y oléis. Suponed que no estáis yendo a ningún lado salvo aquí, y que nunca hubo, hay ni habrá otro tiempo salvo el presente. Simplemente sed conscientes de lo que en realidad es, sin atribuirle nombres y sin juzgarlo, puesto que estáis palpando la realidad misma y no las opiniones sobre ella. No tiene sentido tratar de suprimir los borbotones de palabras e ideas que transitan por la mayoría de los cerebros adultos, de modo que si no se detienen, dejadlas seguir como quieran y escuchadlas como si fuera el sonido de tráfico o el cloqueo de las gallinas.

Dejad que vuestros oídos oigan lo que quieren oír, dejad que vuestros ojos vean lo que quieran ver; dejad que vuestra mente piense lo que quiera pensar; dejad a vuestros pulmones respirar a su propio ritmo. No esperéis ningún resultado especial, puesto que en este estado desprovisto de palabras e ideas, ¿dónde puede existir pasado o futuro, y dónde alguna noción de propósito? Deteneos, mirad y escuchad... y permaneced aquí un momento antes de proseguir la lectura. Alan Watts (El camino del Tao)


13 ene 2011

EL OBSERVADOR ES LO OBSERVADO


Este aspecto de las enseñanzas del Advaita, que el observador es lo observado, que todos los objetos dentro de la totalidad de la manifestación son la expresión de la única Realidad subjetiva, es la base misma de la enseñanza y el aspecto más difícil de aceptar para la mente/intelecto. En mi experiencia la imagen que doy a continuación ha sido efectiva en muchos casos para ilustrarlo: supongamos que te hacen diez fotografías con diez disfraces distintos, cada uno de ellos acompañado por el maquillaje apropiado. El observador que no tanga conocimiento de esto creerá naturalmente que se trata de diez fotografías de diez personas distintas. Pero tú sabes que en todas las fotos la persona retratada eres realmente sólo tú mismo. Igualmente, todo lo que ha sucedido en este mundo viviente es que la Consciencia ha creado a los miles de millones de objetos (como representaciones de Sí misma) que constituyen la totalidad de la manifestación.



La Consciencia ha imbuido algunos de estos objetos (animales y seres humanos) con un aspecto de Sí misma llamado "sensibilidad" o "consciencia". Esto les da un sentido de presencia individual por medio del cual se consideran a sí mismos como entidades. En realidad todos los objetos son representaciones tridimensionales de la Consciencia, con diferentes formas y tamaños, cada uno con características inherentes distintas y en una variedad infinita.


Ramesh S. Balsekar
(Un Dueto De Uno)


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