Tengo la sensación de que me falta algo y no consigo desprenderme de esa sensación. En parte, creo que me libraré de ella si encuentro las respuestas a mis preguntas. Pero, quizás, si sigo haciéndome estas preguntas, sólo prolongaré la búsqueda...
Tus preguntas forman parte del juego de la búsqueda pero no pasa nada, eso es maravilloso. No hay por qué rechazar las preguntas. Puede que surjan o puede que no. Sólo debes saber que tú, ahí, no puedes hacer otra cosa porque es la mente la que se revela exactamente tal y como debe hacerlo, planteándose las preguntas que necesita para mantenerse viva.
No obstante, plantearse una pregunta implica una respuesta que tú aún no conoces. Hacerse esas preguntas es fruto de la sensación que comentas, de que te falta algo. Fíjate. La mente dice: "Para que desaparezca esta sensación de que me falta algo, tengo que encontrar respuestas". ¿Te das cuenta entonces de cómo este mecanismo promueve el mantenimiento de esa sensación? En realidad, no te falta nada, eso no es más que un cuento, una creencia. ¡Esa sensación de que te falta algo es tu búsqueda de respuestas! ¿Entiendes qué quiero decir?
Mientras exista este proceso de "plantearse preguntas y esperar respuestas", permanecerá esa sensación de falta de plenitud. Sin embargo, esa sensación surge ahora. Pues siéntela ahora. No es más que energía: es una expresión más de que estás vivo, y no tiene nombre. Antes de ponerle la etiqueta de "me falta algo", ¿cómo es esa sensación? No es más que una sensación que brota ahora, que brota en la inmensidad que eres tú, pero no eres tú quien lo hace. Fíjate cómo la mente lo clasifica como "falta de plenitud" y establece una división entre "tú" y "me falta algo". Entonces, busca cómo acabar con esa sensación. Todo esto es un espejismo maravilloso, un juego de la mente para mantener esa sensación de no sentirse plena, porque la mente no quiere que eso se termine -sería el fin de la mente-. Si se terminara esa sensación de falta de plenitud, la mente no tendría nada que hacer, lo cual, para ella, equivale a la muerte. Sin embargo, para lo que tú eres, equivale a libertad.
Aun así, esa sensación de que te falta algo no supone ningún problema, la búsqueda no supone ningún problema, hacerse preguntas no supone ningún problema, esperar encontrar las respuestas no supone ningún problema. Todo eso ya mismo brota en la liberación. La respiración, el latido del corazón, el sonido de los pasos en la calle, el ruido sordo del tráfico es todo lo que hay, y eso ya está sucediendo para nadie. Surge de la nada y , simplemente, existe. Cualquier pregunta que plantees implica que hay algo más además de esto, que falta algo. Sin embargo, no hay más que esto y a esto no la falta nada de por sí. Esa plenitud ya incluye la falta de plenitud. ¿Te das cuenta?
Fíjate cómo la mente sigue diciendo: "¡Pero tiene que haber algo más que esto! ¿Tiene que haber una plenitud superior a esto!". Y eso tampoco supone ningún problema porque no es más que otro pensamiento, otro pensamiento inofensivo que brota en la inocencia que tú eres.
Jeff Foster
(La Vida Sin Centro)
Texto pleno e inocente!.
ResponderEliminarGracias Guillem. Un abrazo!
Me encantó. Gracias Guillem!!
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